Es interesante como comenzó el concepto de las cafeterías en el mundo, un lugar donde se puede disfrutar de esta deliciosa bebida, un punto de reunión para las personas.
La costumbre de beber café llego primero a la Meca y luego a Constantinopla (hoy Estambul), Turquía y Damasco.
Fue aquí donde brotaron las primeras cafeterías. Eran lugares para el confort, con bonitos sofás, donde los hombres jugaban al ajedrez y al backgammon.
A comienzos del 1500 en El Cairo, los derviches musulmanes bebían café como parte del frenético culto nocturno.
Pero no se bebía el café como lo conocemos ahora, el café se convirtió en bebida en algún momento del siglo VI. Los habitantes de algunas partes de Etiopia comenzaron a preparar un vino fermentado a partir de la pulpa de la fruta o cereza del cafeto.
El nombre del café tiene su origen en este vino o “qahwah”, en idioma árabe.
La nueva bebida a base de café no fue tan aceptada por todo el mundo. Desde su mas remota aparición en las cafeterías de la Meca y Constantinopla se la condeno por distraer a los hombres de sus plegarias.
En determinado momento, beber café en Constantinopla se castigaba con el apaleamiento. A los reincidentes se los colocaba en sacos de cuero, se cosían las costuras y se los arrojaba al Bósforo.
Así tomar café en esos tiempos se convirtió en un asunto peligroso y mal visto.
En Italia se tomaron medidas para lograr la proscripción de la nueva bebida negra considerada el brebaje del demonio.
Únicamente el veredicto del papa Clemente VIII, que probo el café y le gusto, permitió que el café tuviese aceptación como bebida cristiana. Y en verdad la tuvo, por que a partir de este momento se comenzó a difundir su consumo por toda Europa.
El café llego a Europa alrededor del 1600. Primero los Italianos, luego los holandeses, los alemanes y los ingleses cayeron bajo los hechizos de la nueva bebida. En la ciudad italiana de Venecia, el café (primero considerado como medicina) comenzó a reemplazar a los jugos de frutas, a la sidra, a los vinos y a los tes preparados con diversas plantas. Las clases altas, los mercaderes y profesionales, todos se reunían en las nuevas cafeterías o “cafés”, las mujeres se les unían al caer la tarde.
En Inglaterra, la primera referencia escrita al habito de tomar café se remonta al 1635, en Balliol College, Oxford. El café se comenzó a asociar rápidamente a la buena vida, a los debates y al pensamiento.
Por el valor de un penique, cualquier hombre podía entrar en una cafetería inglesa, siempre que cumpliese las estrictas normas de comportamiento.
En una época en la que estar ebrio todo el día era lo normal, las nuevas cafeterías ofrecían una alternativa mas productiva para la conversación u los negocios. Se convirtieron en centros donde los hombres podían chismear y negociar.
La primera cafetería de Inglaterra abrió en Oxford en 1650. Dos años mas tarde, un prospero mercader de Londres llevo al país una provisión de granos y una sirvienta griega llamada Pasqua Rosee para que los tostara y preparara.
Inmediatamente se encontró invadido por curiosos visitantes, todos ansiosos por probar café. En parte para librarse de grandes cantidades de visitantes no deseados que llegaban a su casa, le permitió a Rosee y a su cochero que vendieran café al publico. En poco tiempo había mas de trescientas cafeterías en la Ciudad de Londres. Ni siquiera la plaga de 1665 consiguió que cerraran y muchas cafeterías continuaron en actividad, a pesar de que las nuevas cafeterías sufrieron duros cuestionamientos en relación a la salubridad antes de ser aceptadas.
Las cafeterías de Inglaterra se convirtieron rápidamente en puntos de reunión masculinos pero no eran aquellos lugares lujosos encontrados en Medio Oriente.
Un visitante contemporáneo de una cafetería londinense describe la entrada de una de ellas como “tan oscura que uno puede tropezarse” y como el aire en el interior era tan espeso por el tabaco y el humo de chimeneas. El café se preparaba en una gran olla que burbujeaba sobre el fuego. Sobre paredes se encontraban proclamas del gobierno inclusive una ordenanza prohibiendo la bebida y el lenguaje soez.
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