En la época de furor de siembra de café en Brasil, los árboles de dicha planta solían tener una duración de 15 años aunque hay casos en los que podrían llegar a durar hasta 20 años o 30. Una vez que los árboles estaban viejo y no tenían más capacidad de producción de café se solían derribar. En general, dependiendo de la variedad de las plantas sembradas y las condiciones de siembra, se podía llegar a cosechar hasta 5 libras de frutos por cada árbol para al final conseguir una libra de bayas de café secas útiles.
Los agricultores de café prueban la baya del café exprimiéndola con los dedos índice y pulgar, si la semilla se exprime fácilmente significa que está madura, mientras lo que queda en la mano, la cáscara roja con un poco carne, por sí llamarla, se le llama pulpa.
Dentro de lo que queda después de ser exprimido son las semillas que se encuentra cubiertas por una capa de un tono plateado.
Le método tradicional para remover el grano, conocido como el método de secado, continúa siendo el medio más utilizado para procesar el café Brasileño.
Ambas, tanto las bayas maduras como las no maduras son arrancadas de las ramas de los árboles y colocadas en grandes carpetas en el suelo, luego son extendidas para ser secadas al sol en grandes patios. Deben de ser volteadas varias veces al día para que el secado sea homogéneo y luego durante la noche deben de ser cubiertas para protegerlas de la humedad y nuevamente son espaciadas durante el día para que se sigan secando. Si las bayas de café no son esparcidas adecuadamente o llegan a quedar encimadas es posible que se fermenten dentro de la cáscara dando como resultado un sabor desagradable. Cuando la cáscara está dura y con un tono oscuro casi negro, son golpeadas para que se cuartee y se desprenda. En los primeros días cuando se iniciaba la producción de café, se acostumbraba a dejar el café cubierto por un tipo pergamino para su posterior exportación, pero llegado el siglo XIX se comenzaron a emplear máquinas para quitar la cáscara y realizar todas estas actividades.
Este método por lo general daba pobres resultados sobre todo en las áreas de Río. Ya que las bayas maduras y las que no eran peladas de igual manera loque hací que el sabor del café no fuera tan bueno. Los granos de café deben de permanecer en el suelo demasiado tiempo lo que también afectaba de diferentes maneras el sabor final del producto. Aunque habían algunas variedades de café que eran cosechados a mano de manera cuidadosa y separado meticulosamente no eran la mayoría, a esta variedad se le conocía como Golden Río.
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