Cuando los problemas de los temas que eran de gran polémica para la sociedad aún no se terminaban en lo rápido de un timeline, ni en la cantidad de followers, lo que ahora es el número de seguidores que tiene una persona o un grupo de personas, las barras de cafe de arabia fueron los primeros lugares que tuvieron ellos para hablar acerca de temas de la sociedad, un grupo social de Inglaterra llego hay en el siglo XVIII, en los tiempos en los que los bares eran conocidos como “universidades de penique”, debido a que cualquier tipo de monda cualquier ciudadano podía aprender las asignaturas de la vida, o incluso también podía adquirir conocimiento de nuestras avenidas corrientes de las décadas 60 donde estaba situada la cafetería “la paz” que en ese entonces era la encargada de juntar a los sabihondos y a los suicidas, mucho tiempo antes de haber sido colonizado por la bestia voraz de la modernidad: el kiosco de las 24 horas. “las casas de café empezaron a sufrir a causa de una escasa clientela, de publicidad, porque debido a esto la gente no supo donde se podía reunir para debatir acerca de los temas más recientes de las cosas que sucedían socialmente y políticamente” fue lo que escribieron los escritores Weinberg y Bealer. Para un niño que estaba ansioso y adelantado a leer acerca de los periódicos y todas las noticias que causaban polémica en esos días, eras un niño al que se le era considerado un niño sagrado y con un gran vicio por la lectura para adultos: incluso confuso por las atribuciones que se le otorgaban a la masculinidad, el lugar donde la gente se debía de situar, la emoción de sentirse como alguien importante o un adulto.
La prohibición del café
En este país no existe la libertad de expresarse»: el broulote, a si idéntico como está escrito lo publicaron ellos, en mayúsculas, lo que la mayoría de la gente tomamos como si fuera algún grito, la primera vez que esta frase fue publicada fue publicada en una tira cómica en un periódico que pertenecía a un país en el que entonces se decía que no existía la libertad de expresión, esto estaba escrito en tinta negra sobre un papel blanco que pedía que la población no dejara de gritar esas palabras. En los tiempos antiguos de Arabia, los grupos que se autodenominaban kahve kaneh eran los lugares donde la población debatía acerca de la actualidad, es lo que dice una publicación de Twitter en vivo, sin tener que publicar algo con más de 140 letras, o menos, y con todas las comodidades de lo que solía ser lo corpóreo: la bebida del café venia y se iba rápido y el litros. Si el furor de las cafeterías que estaban situadas en Islam tuvo algunos problemas que les solían llamar “las bacantes”, fue la gran tragedia de Eurípides donde se explica cómo se tomaba el vino como gente intelectual, e incluso como lo tomaba un policía obtuso, muy estricto en sus convicciones de censor, pudo encontrar en el fruto una adicción probable y sus informadores le soltaron información de sí mismo, en todas las cafeterías, la gente que vivía en las parroquias hacían burla de su severa moral y lo más importante fue que se burlaron de su estampa religiosa. Así como lo que ellos creían que después de que el perro moría ya no habría rabia en el, o por ejemplo que no hay libertad de expresión donde no se puede denunciar a gritos.
El cafe de portte cafe para máquinas y servicios de cafe en barra y coffee break
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