Café en Holanda

Share Button

Image courtesy of artur84 at FreeDigitalPhotos.netEl poder de India crecía cada vez más los recelos entre Holanda e Inglaterra, las dos naciones con fines imperiales que ostentaban su lugar hegemónica en todos los océanos y tenían sus únicos “empresas hindúes” que los llevaron a la pela cuatro veces, desde el año 1652 hasta cuando termino 1795, en el momento del último día del año la empresa Holandesa de las Indias Orientales dio las lo último que pudo darlos vencedores fueron los Británicos. “aparte de los comerciales de la gente holandesa, sus habitantes, que eran principalmente en los oficios, no logró transformarse en una economía industrial actualizada que lograra dar pelea a la larga, de una forma satisfactoria, con la cual que iba a formarse en Gran Bretaña”, narraron los historiadores Bennett Alan Weinberg y Bonnie K. Bealer: “El corto y conocido poder de Holanda del comercio internacional, la física, los nuevos inventos y las artes empezaron a ser menores al pasar el tiempo”. ¿Probablemente que los holandeses no iluminaran sus pensamientos al cubrirse de inteligencia de los componentes del café en lo que debatían se calentaba en los “centros de estudios avanzados del penique” Inglesas, sus enemigos del otro lado del mar Asia arriba estaban fuertemente relacionados con el café, levemente económico. En ninguna etapa sucumbieron a los lujos de las cafeterías reconstruidas con los suntuosos tapices orientales o acolchadas como los mullidos cuartes de Venecia ni se dejaron caer a las atracciones de una conversación sin prisas ni plazos: fue de las primeras personas en darse cuenta de que el café era considerado un commodity. De muebles pesados y por lo general negros, las pocas casas de café de las tierras bajas poseían el lujo de la cuarto de espera de un doctor, con sillas rígidas que no proporcionaban remanso a ninguna parte del cuerpo, y ni siquiera el propio Pasqua Rosée, aquel emprendedor que había abierto la primera casa de café en Inglaterra en el año 1652, logro hacer una diferencia el hábito de la población de Holanda una docena de años después, pionero único en el significado de “franquicias”, abrió un cuarto con su marca en medio de La Haya. La gente que vivía en Holanda, siempre nunca dejaban de ser eficientes en sus resoluciones, confinaron la bebida a la reserva de cuando lo tomaban en casa. Y cuando lo consumían cuando todo el mundo estaba presente, incluso cuando ya no inviten con una intención de regalo a la gente de otros países, abrirán sus tiendas de café para proporcionar el repertorio más exótico delas montañas azules, no era la bebida más comprada del mundo, aparte otra planta homónima que venía de Jamaica, apenas: puro humo.

FRANCIA, EL VISIR Y EL GOBIERNO

“Es el prometedor cambio de los tiempos, el gran evento que invento nuevas tradiciones y también cambio el temperamento del hombre”: con la verba exaltada, el gran historiador Jules Michelet de Francia fue uno de los primeros historiadores en darse cuenta de que al agente responsable y emocionada por el nuevo cambio que estaban a punto de realizar, al instigador atrás de la voluntad dándole un rumbo al pueblo, al agitador de la más increíble promesa social de todos los tiempos, libertad, ser tratados por igual, ¡fraternidad!, encarnada en las actitudes de la Revolución de Francia: la bebida. Ambicioso por la precicion, Michelet tomo treinta años en narrar su célebre Historia de Francia y, e ingresar libros y libros dedicados a documentar los eventos bélicos más conocidos por el mundo de una creencia o las intrigas palaciegas del Rey Sol, se hico egoísta con la infusión histórica que, para él, “alumbraba el alma del cambio.”

This entry was posted in historia del café and tagged , , . Bookmark the permalink.